Cuando la ciudad o pueblo donde vives la tomas como tu propio hogar, en cierto modo deja de parecerte interesante hablar de ella. Quizá por eso nunca he hablado de Oulu.
Es tremendamente acogedor y consiguió que la sintiera mi casa desde el primer día.
Ayuntamiento Oulu es una ciudad de unos 140.000 habitantes, lo que la hace la sexta ciudad más grande de Finlandia y la mayor de la mitad norte de país. Es la capital de la provincia de Ostrobothnia del Norte. Toda la región de Oulu constituye, desde el punto de vista geográfico, una zona de transición entre el norte y el sur finlandés.
Al contrario de lo que la Finlandia del sur puede pensar, aquí puedes encontrar todo lo que necesitas para vivir. Hay dos
universidades, varios
museos que me sorprendieron gratamente (sobretodo el de bellas artes) y una gran variedad de opciones para disfrutar del tiempo libre.
OulunHalli (polideportivo)
Dispone de enormes
polideportivos cubiertos con piscinas y pistas para practicar cualquier tipo de deporte en equipo, pistas de patinaje al aire libre,
bosques y parques por los que pasear en verano y para practicar
cross coutry sky cuando la nieve los cubre en invierno,
carriles bici para pasear y cómo medio de transporte... etc. Por supuesto hay varias
bibliotecas, cafés, discotecas, supermercados, grandes almacenes etc. También es altamente recomendable asistir a algún concierto de la Orquesta de la ciudad en el
auditorio municipal. Comentar además, que en el centro de la ciudad y en casi todos los edificios públicos hay
conexión wifi gratuita.
Parque en Otoño con la catedrál al fondo. Sin embargo, lo que la hace un lugar ideal para vivir es la
tranquilidad. Cruzar una calle en centro de la ciudad en hora punta aquí no tiene nada que ver con hacerlo en cualquier ciudad de España. Todos los conductores respetan las señales, tanto de tráfico como las de otros conductores. Ceden el paso, son educados y nadie grita ni utiliza el claxon. Las palabras
orden y silencio resumen la escena.
Pasear por sus calles, a pesar de estar abarrotadas de gente, es tranquilo. Nadie grita, no hay gente mal educada. Todo está limpio y cuidado. Reina el respeto: siempre te van ceder el paso si vas bici o andando.
Caferías del puerto.En los supermercados, cines, discotecas, tiendas... se respetan los turnos. Subir al tren o al autobús nunca me había parecido tan sencillo.
Además es un
país tremendamente
concienciado con la naturaleza: se usa muchísimo más el
transporte público y la bici, algo que se apoya y se promueve habilitando carriles junto a TODAS las carreteras y calles, limpios de nieve todo el invierno y por lo tanto utilizables durante todo el año; y con unos precios muy competitivos en el uso de trenes y autobuses de larga distancia.
Seguro que se me pasan mil cosas, pero creo que en general se puede deducir del post que estoy contento... y que en volver a la ruidosa y desorganizada España me va a costar acostumbrarme un poco...
Centro de la ciudad (keskusta en finés).